Convencen a mujeres de que están embarazadas
Chioma está convencida de que Hope, el bebé que tiene en brazos, es su hijo. Después de ocho años de intentos fallidos buscando concebir, lo ve como su criatura milagrosa.
«Soy la dueña de mi bebé», dice desafiante.
Está sentada junto a su marido, Ike, en la oficina de una funcionaria estatal nigeriana que lleva gran parte de una hora interrogando a la pareja.
Como comisionada de asuntos de la mujer y bienestar social en el estado de Anambra, Ify Obinabo tiene mucha experiencia en la resolución de disputas familiares, pero este no es un desacuerdo común.
Otros cinco miembros de la familia de Ike, que también están presentes en la sala, no creen que Hope sea el hijo biológico de la pareja, como afirman Chioma e Ike.
Chioma dice haber «llevado en su vientre» al niño durante unos 15 meses. La comisionada y la familia de Ike no pueden creer lo absurdo de la afirmación.
Chioma dice que la familia de Ike la presionó para concebir. Incluso le pidieron a él que se casara con otra mujer.
En su desesperación, visitó una «clínica» que ofrecía un «tratamiento» poco convencional: una estafa estrafalaria y perturbadora que se aprovecha de las mujeres desesperadas por ser madres y que implica el tráfico de bebés.
Las autoridades permitieron a la BBC asistir a la conversación de la comisionada con Chioma como parte de nuestra investigación sobre la críptica estafa del embarazo.
Los nombres de Chioma, Ike y otras personas en este artículo han sido modificados para protegerlas de represalias en sus comunidades.
Una estafa prolongada
Nigeria tiene una de las tasas de natalidad más altas del mundo, y las mujeres a menudo se enfrentan a presiones sociales para concebir e incluso al ostracismo o al abuso si no pueden hacerlo.
Bajo esta presión, algunas mujeres llegan a extremos para hacer realidad su sueño de ser madres.
Durante más de un año, BBC Africa Eye ha estado investigando la estafa del «embarazo críptico».
Los estafadores se hacen pasar por médicos o enfermeras y convencen a las mujeres de que tienen un «tratamiento de fertilidad milagroso» que garantiza que quedarán embarazadas.
El «tratamiento» inicial suele costar cientos de dólares y consiste en una inyección, una bebida o una sustancia que se inserta en la vagina.
Ninguna de las mujeres o funcionarios con los que hablamos durante nuestra investigación sabe con certeza qué contienen estos medicamentos, pero algunas mujeres nos han dicho que les provocaron cambios en el cuerpo, como hinchazón en el estómago, lo que las convenció aún más de que estaban embarazadas.
A las mujeres que reciben el «tratamiento» se les advierte que no visiten ningún médico ni hospital convencional, ya que ninguna ecografía ni prueba de embarazo detectaría «al bebé», que los estafadores afirman que está creciendo fuera del útero.
Cuando llega el momento de «dar a luz», a las mujeres se les dice que el parto comenzará solo una vez que se les induzca con un «medicamento raro y costoso», lo que requiere un pago adicional.
Los relatos sobre cómo sucede el «parto» varían, pero todos son inquietantes.
A algunas las sedaron y se despertaron con una marca de incisión similar a la de una cesárea. Otras dicen que les dieron una inyección que les causó un estado de somnolencia y alucinaciones en el que creyeron que estaban dando a luz.
De cualquier manera, las mujeres terminan con bebés a los que se supone que dieron a luz.
Chioma le dice a la comisionada Obinabo que cuando llegó su momento de «dar a luz», el supuesto médico le inyectó en la cintura y le dijo que empujara.
No explica cómo terminó con Hope, pero dice que el parto fue «doloroso».
Nuestro equipo logró infiltrarse en una de estas «clínicas» secretas haciéndose pasar por una pareja que lleva ocho años intentando concebir y se puso en contacto con una mujer conocida como «la doctora Ruth» entre sus clientes.
Esta supuesta «doctora Ruth» dirige su clínica cada segundo sábado del mes en un hotel destartalado de la ciudad de Ihiala, en el estado de Anambra, en el sureste del país.
Fuera de su consultorio, decenas de mujeres la esperan en los pasillos del hotel, algunas con el estómago visiblemente abultado.
Todo el ambiente rebosa de positivismo. En un momento dado, estallan grandes celebraciones en la habitación después de que le comunican a una mujer que está embarazada.
Cuando llega el turno de nuestros periodistas encubiertos para verla, la «doctora Ruth» les dice que la efectividad del tratamiento está garantizada.
Le ofrece a la mujer una inyección, afirmando que permitirá a la pareja «seleccionar» el sexo de su futuro bebé, algo médicamente imposible.
Después de que rechazan la inyección, la «doctora Ruth» les entrega una bolsita de pastillas trituradas y algunas pastillas más para que se las tomen en casa, junto con instrucciones sobre cuándo tener relaciones sexuales.
Este tratamiento inicial cuesta 350.000 nairas (US$205).
Nuestra reportera encubierta no tomó los medicamentos, ni siguió ninguna de las instrucciones de la «doctora Ruth» y volvió a verla cuatro semanas después.
Después de pasar un dispositivo que parece un escáner de ultrasonidos por el estómago de nuestra reportera, se oye un sonido como el latido de un corazón y la «doctora Ruth» la felicita por estar embarazada.
Ambos aplauden de alegría.
Después de dar la buena noticia, la «doctora Ruth» explica que tendrán que pagar por un medicamento «escaso» y caro necesario para que nazca el bebé, que cuesta entre 1.5 y dos millones de nairas (US$1.180)
Sin este medicamento, el embarazo podría prolongarse más de nueve meses, afirma la «doctora Ruth» sin tener en cuenta los hechos científicos, y añade: «El bebé se desnutrirá; tendremos que volver a alimentarlo».
La «doctora Ruth» no ha respondido a las averiguaciones que ha hecho la BBC en su contra.
No está claro hasta qué punto las mujeres implicadas creen en las afirmaciones realmente.
Pero las pistas de por qué serían susceptibles a mentiras tan descaradas se pueden encontrar, en parte, en grupos en línea donde la desinformación sobre el embarazo está muy extendida.
Una red de desinformación
El embarazo críptico es un fenómeno médico reconocido, en el que la mujer no es consciente de su embarazo hasta las últimas etapas.
Pero durante nuestra investigación, la BBC encontró información errónea generalizada en grupos y páginas de Facebook sobre este tipo de embarazo.
Una mujer de Estados Unidos, que dedica toda su página a su «embarazo críptico», afirma haber estado embarazada «durante años» y que su travesía no puede explicarse mediante la ciencia.
En los grupos cerrados de Facebook, muchas publicaciones utilizan terminología religiosa para aclamar el «tratamiento» falso como un «milagro» para quienes no han podido concebir.
Toda esta desinformación ayuda a consolidar la creencia de las mujeres en la estafa.
Los miembros de estos grupos no solo son de Nigeria, sino también de Sudáfrica, el Caribe y EE.UU.
Los estafadores a veces también administran y publican en estos grupos, lo que les permite comunicarse con las mujeres que expresan interés en el «tratamiento».
Una vez que alguien expresa su disposición a comenzar el proceso de estafa, se le invita a grupos más seguros de WhatsApp.
Allí, los administradores comparten información sobre «clínicas crípticas» y lo que implica el proceso.
«Todavía estoy confundida»
Las autoridades nos dicen que, para completar el «tratamiento», los estafadores necesitan bebés recién nacidos y para ello buscan mujeres desesperadas y vulnerables, muchas de ellas jóvenes y embarazadas, en un país donde el aborto es ilegal.
En febrero de 2024, el Ministerio de Salud del estado de Anambra allanó las instalaciones donde Chioma «dio a luz» a Hope.
La BBC obtuvo imágenes de la redada, que mostraban un enorme complejo formado por dos edificios.
En uno había habitaciones que contenían equipo médico, aparentemente para clientes, mientras que en el otro había varias mujeres embarazadas retenidas contra su voluntad. Algunas tenían tan solo 17 años.
Varias de ellas nos dicen que las engañaron para ir allí, sin saber que sus bebés serían vendidos a los clientes del estafador.
Otras, como Uju -que no es su nombre real-, tenían demasiado miedo de decirle a su familia que estaban embarazadas y buscaron una salida.
Uju cuenta que le ofrecieron 800.000 nairas (US$470) por el bebé.
Cuando se le pregunta si se arrepiente de su decisión de vender a su bebé, responde: «Todavía estoy confundida».
La comisionada Obinabo, que ha participado en los esfuerzos de su estado para acabar con esta trama, dice que los estafadores se aprovechan de mujeres vulnerables como Uju para conseguir a los bebés.
Al final de un tenso interrogatorio, la comisaria Obinabo amenaza con quitarle a Chioma el bebé Hope.
Pero Chioma defiende su caso y la comisaria finalmente acepta su explicación de que ella misma es una víctima y que no se había dado cuenta de lo que estaba pasando.
Sobre esta base, permite que Chioma y Ike se queden con el bebé, a menos que los padres biológicos se presenten para reclamarlo.
Pero a menos que cambien las actitudes hacia las mujeres, la infertilidad, los derechos reproductivos y la adopción, las estafas como esta seguirán prosperando, advierten los expertos.