Desplazamientos masivos en Haití agravan violencia, abusos y separación de familias
Abdoulaye Sawadogo, jefe de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (OCHA) en Haití, dijo que el tejido social de las familias está desintegrándose en Haití, principalmente debido a los altos niveles de desplazamiento forzado por la creciente inseguridad y la violencia de las pandillas.
Desde marzo, cuando la violencia se intensificó en la capital, Puerto Príncipe, el número de personas obligadas a huir de sus hogares ha aumentado drásticamente, pasando de 362.000 a principios de marzo a más de 578.000 en junio, lo que representa un incremento del 60% en apenas tres meses.
“La violencia que ha desplazado a la gente es la misma que plantea un reto a la hora de responder”, declaró a Noticias ONU. “La ayuda no puede entregarse en medio de un tiroteo”, agregó.
Según la OIM, a escala nacional, el 80 % de los desplazados vive con familias de acogida, mientras que el resto se refugia en lugares improvisados, muchos de ellos en zonas controladas por bandas o de alto riesgo. En el sur del país, la agencia calcula que el 99 % de los desplazados viven con familias de acogida.
Como consecuencia, “todo el tejido social de las familias se deshace a medida que sus miembros se separan, se pierden puestos de trabajo, se cierran escuelas y se colapsan los servicios sanitarios”, afirmó Sawadogo.
El comunicado advierte que uno de los elementos clave de cualquier respuesta al desplazamiento es estar preparado para responder con poca antelación en entornos a menudo inestables y peligrosos.
Contar con “recursos financieros, personal suficiente, acceso a los lugares a los que ha huido la gente y apoyo gubernamental” también son cruciales, cuenta Sawadogo.
Proteger a las personas
Las mujeres y los niños son más vulnerables cuando sus vidas se ven alteradas por un acontecimiento como la huida para salvar sus vidas puesto que corren el riesgo de sufrir violencia, agresiones sexuales, explotación, abusos y separación familiar. También hay pruebas de que se obliga a los niños a trabajar para las bandas.