Beryl toca tierra en la isla caribeña de Carriacou
«En media hora, Carriacou quedó arrasada», afirmó el primer ministro de Granada, Dickon Mitchell.
De acuerdo con una publicación en X de Brian McNoldy, profesor de meteorología de la Universidad de Miami, el único huracán importante que había pasado por la zona fue Iván en septiembre de 2004 y fue Categoría 3. «Estas islas no tienen experiencia con un huracán Categoría 4 en la historia registrada», afirmó McNoldy.
Granada ha sufrido cortes de electricidad que han afectado a las comunicaciones y al acceso a la información del gobierno.
Los aeropuertos y negocios fueron cerrados y se instó a los residentes de todo el Caribe a buscar refugio ante la llegada de una tormenta potencialmente devastadora.
Decenas de vuelos fueron cancelados en toda la región a medida que Beryl se acercaba en la noche del domingo.
También había una alerta de huracán San Vicente y las Granadinas, Barbados y Tobago.
«No es un chiste», dijo el Primer Ministro de San Vicente y las Granadinas, Ralph Gonsalves, recordando la devastación causada por los huracanes del pasado en el Caribe.
Se espera que Beryl llegue a Jamaica el miércoles.
La Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de EE.UU. (NOAA) había advertido sobre las implicaciones de que una tormenta se convirtiera en un gran huracán en esta época del año.
«Es sorprendente ver un pronóstico de un gran huracán (Categoría 3+) en junio en cualquier parte del Atlántico, y mucho más tan al este en los trópicos profundos», dijo Michael Lowry, un experto en huracanes, en redes sociales.
«Sólo se han registrado cinco huracanes importantes (Categoría 3+) en el Atlántico antes de la primera semana de julio. Beryl sería el sexto y el más temprano en este extremo del Atlántico tropical».
Una temporada «muy activa»
En mayo, NOAA, anunció que una temporada «muy activa» para este año que podría traer entre 17 y 25 tormentas lo suficientemente grandes como para recibir nombre.
De esas, se espera que al menos siete sean huracanes mayores.
En parte estos pronósticos se dan dadas las altas probabilidades de que se forme el fenómeno de La Niña durante la segunda mitad del año, luego de los efectos de El Niño en 2023.
Investigadores estadounidenses afirmaron recientemente que hay un 60% de posibilidades de que La Niña se desarrolle entre junio y agosto, y un 85% de que esto suceda hasta el otoño boreal.
El efecto de enfriamiento de La Niña también puede desacelerar ligeramente el ritmo del calentamiento global.
Esto podría indicar que las temperaturas récord experimentadas el año pasado no son la evidencia de que el mundo haya entrado en una fase de calentamiento más rápida.