El violento desplazamiento de palestinos en Cisjordania
Aunque Fares Samamreh no porta un arma, tiene una superpotencia global que lo defiende. Y aún así, está perdiendo la batalla.
Este pastor palestino de ovejas de las colinas del sur de Hebrón, en la Cisjordania ocupada, está enfrentado a su vecino, un colono israelí llamado Yinon Levy.
La disputa hizo que interviniera el gobierno de EE.UU., que en las últimas semanas ha sancionado a varios colonos israelíes, entre ellos a Yinon.
«Yinon Levy vino aquí hace tres años y empezó a molestarme», dijo Fares con la cabeza envuelta en una tela de algodón blanco y los ojos entrecerrados para protegerse del sol.
«Antes de la guerra (en Gaza) eso era lo habitual, venían con drones. Pero unos días después del 7 de octubre, la situación se volvió más seria. Todos tenían armas. Empezaron a venir aquí día y noche. Tengo niños pequeños, de 4 y 5 años».
Fares dice que Yinon formaba parte de un grupo de colonos israelíes locales que habitualmente acosaban a sus ovejas con perros y armas, e incluso, agrega, agredían a su familia.
«Destruyeron tanques de agua, cerraron carreteras, dispararon contra las ovejas», afirma. «Le dijo a mi esposa que si no nos íbamos de aquí, nos matarían a todos».
Cuenta que cuando su esposa lo insultó, Yinon Levy la golpeó con la culata de su arma.
Poco después, Fares y su familia abandonaron su aldea de Zanuta. Grupos de activistas dicen que es una de las cuatro comunidades que rodean la granja del colono israelí que han sido abandonadas por sus residentes palestinos.
Yinon niega haber actuado violentamente contra los palestinos de la zona y dice que no poseía un arma hasta hace muy poco.
Pero es objeto de sanciones tanto por parte de Estados Unidos como de Reino Unido.
El camino a la granja de Yinon parece sacado de un libro ilustrado para niños; un sendero estrecho que serpentea por una colina empinada, con pendientes y valles que caen hasta el horizonte a ambos lados.
En lo alto de una colina, hay una espaciosa cabaña se alza junto a un gran cobertizo, lleno de ovejas que balan y ahogan los acordes de la música pop de una radio.
«Estamos salvaguardando estas tierras para garantizar que sigan siendo de propiedad judía», afirma Yinon. «Cuando hay presencia judía, entonces no hay presencia árabe. Vigilamos el terreno y nos aseguramos de que no se realice ninguna construcción no autorizada».
La mayoría de los países consideran que los asentamientos, que se construyen en tierras capturadas por Israel en 1967 en la Guerra de los Seis Días, son ilegales según el derecho internacional, aunque los israelíes no están de acuerdo. Los puestos de avanzada de los asentamientos de los colonos también son ilegales, según la ley israelí.
Reino Unido dijo que Yinon y otro hombre habían «recurrido a la agresión física, amenazado a familias a punta de pistola y destruyendo propiedades como parte de un esfuerzo calculado y dirigido a desplazar a las comunidades palestinas».
Yinon negó las acusaciones y dijo que el gobierno israelí estaba de su lado.
«No estoy preocupado», le dijo a la BBC. «Esto no es contra mí personalmente, es contra aquellos que obstruyen la creación de un Estado palestino. No hay ningún proceso legal contra mí (en Israel). Aquí, todo está bien».
Tanto Reino Unido como EE.UU. dicen que están recogiendo pruebas contra Yinon, aunque se han negado a compartir las que tienen con la BBC.
Le enviamos a Yinon un video que parecía mostrarlo en tierra palestina, acercándose a un grupo de activistas con un perro gruñendo. Dijo que era engañoso y que estaba defendiendo a su rebaño.
Le enviamos otro video que aparentemente lo muestra entrando a otra aldea palestina con un arma en octubre pasado. Se negó a hacer comentarios.
Las sanciones contra los colonos se adoptaron después de un aumento de la violencia en Cisjordania, tras los ataques de Hamás del 7 de octubre y el inicio la guerra de Israel en Gaza.
La ONU dice que la violencia de los colonos israelíes incluye ataques físicos y amenazas de muerte, y que el número de palestinos desplazados de sus hogares el año pasado se duplicó hasta alcanzar los 1.539, con más del 80% de ellos dejando sus hogares después del 7 de octubre.
Reino Unido ha dicho que Israel no está actuando para frenar las expulsiones y habla «un entorno de impunidad casi total para los colonos extremistas en Cisjordania».
Yinon afirma que ha recibido apoyo de políticos israelíes.
«Muchos nos llamaron y nos animaron», afirmó. «Todo el mundo decía que cuando la gente mala está en tu contra, algo debes estar haciendo bien».
Uno de los políticos que respaldó públicamente a Yinon tras las sanciones fue Zvi Sukkot, del partido ultranacionalista Sionista Religioso, quién también es un colono.
Sukkot dice que la violencia de los colonos es un «fenómeno marginal» y que personas como Levy son víctimas de conspiraciones.
«Cuando tenemos un sistema judicial que funciona en Israel, no queremos que nuestros aliados digan: ‘Haremos el trabajo por ustedes’», señala.
«Si hubiera pruebas contra Yinon Levy, estaría en una prisión israelí. ¿Quién es Reino Unido para venir y decir ‘somos más listos que la inteligencia israelí’?».
El comandante de la policía israelí responsable de investigar las denuncias en Cisjordania le dijo esta semana al comité parlamentario de Sukkot que la mitad de las denuncias presentadas sobre la violencia de los colonos eran falsas y que procedían de «organizaciones radicales de izquierda de Tel Aviv».
En este contexto, las sanciones a un puñado de colonos no han cambiado las políticas israelíes en Cisjordania, pero están teniendo un impacto financiero.
La cuenta bancaria israelí de Yinon fue congelada el mes pasado.
Algunos de los que actualmente están bajo sanciones de Estados Unidos y Reino Unido han utilizado el crowdfunding para financiar proyectos para sus áreas, incluido uno para construir una sinagoga y un centro educativo en otro puesto de avanzada de los colonos en la cima de una colina llamado Granja Moshe.
Su propietario, Moshe Sharvit, fue sancionado junto con Yinon Levy el mes pasado.
Pero el jueves Estados Unidos amplió las sanciones para cubrir varios objetivos nuevos, incluida la propia granja, lo que pone en riesgo este tipo de financiación.
Estas sanciones pueden ser más simbólicas que sustanciales, pero indican el descontento estadounidense, particularmente de los sectores de la base del Partido Demócrata que han quedado consternados por las imágenes de la guerra en Gaza, en un año electoral.
El presidente del Consejo de Yesha (colonos) local, Shlomo Ne’eman, lo calificó de «fenómeno repugnante» y dijo que Cisjordania estaba siendo utilizada como chivo expiatorio.
«Creo que más que nada, lo que impulsa la respuesta de Reino Unido y Estados Unidos es el miedo a que un ataque de colonos se salga ‘fuera de control’», declaró Yehuda Shaul, fundador del Centro Ofek, un grupo de expertos que hace campaña para poner fin a la ocupación de Israel.
«Cisjordania entraría en erupción como un volcán. Y tendríamos otro frente, como si Gaza no fuera suficiente, y así el camino hacia la guerra regional sería casi imparable».
Desde la granja de Yinon, en la cima de la colina, se pueden ver claramente las ruinas de Zanuta en la siguiente colina, junto con la casa que Fares Samamreh dejó hace meses.
Muchas de las casas están destruidas: los propietarios se llevaron al exilio los tejados y los muebles; los colonos derribaron los muros para impedirles que regresen, dicen los activistas.
El pueblo desierto está siendo invadido poco a poco por las malvas silvestres.
En un poste cerca de la entrada, está garabateada con pintura azul una gran estrella de David.
Los colonos aquí hablan de los ataques de los palestinos y dicen que están asustados.