Qué es IS-K, grupo islámico que reivindicó atentado en Rusia
A pesar de los intentos del presidente Vladimir Putin y de los medios controlados por el estado en Rusia de culpar a Ucrania del mortal ataque en un teatro de Moscú el viernes, están surgiendo más detalles del grupo yihadista que reivindicó el atentado.
¿Qué o quiénes son IS-K?
IS-K es la abreviación de Estado Islámico-Khorana, un afiliado regional del autodenominado Estado Islámico (IS por sus siglas en inglés), que ha sido proscrito como una organización terrorista por sendos gobiernos a través del mundo.
El grupo concentra su atención en Afganistán, Irán y Pakistán, pero ahora está también en Asia Central.
IS adoptó el nombre Khorasan porque esa era parte de un histórico califato islámico que abarcaba la región.
IS-K lleva unos nueve años, pero en meses recientes ha surgido como la rama más peligrosa del grupo Estado Islámico, con un amplio alcance y una reputación de brutalidad y crueldad extremas.
Paralelo a lo que queda del liderazgo más amplio del grupo en Siria e Irak, IS-K aspira a un califato islámico de muchas naciones gobernado según una interpretación ultra estricta de la sharía o ley islámica.
En Afganistán está librando una insurgencia esporádica aunque mortal contra el Talibán, los gobernantes de ese país a quienes se oponen en términos ideológicos.
¿Qué otros ataques ha realizado IS-K?
Uno de sus blancos fue la evacuación caótica del aeropuerto de Kabul en 2021 con un ataque suicida con bomba, que mató 170 afganos y 13 militares de Estados Unidos.
El año siguiente su objetivo fue la embajada rusa en Kabul, que dejó por lo menos seis muertos y varios heridos.
El grupo ha perpetrado atentados indiscriminados contra pabellones de maternidad, estaciones de autobús y policías.
En enero de este año, IS-K realizó un doble ataque con bomba contra un santuario en Kermán, Irán, matando casi 100 iraníes.
En Rusia, ha llevado a cabo numerosos ataques de menor escala, el más reciente en 2020, y el Servicio de Seguridad Interna de Rusia (FSB por sus siglas en inglés) afirma haber frustrado varios complots de terror en lo que va de este año.
¿Quiénes era los atacantes en Moscú?
Según los medios estatales rusos, los cuatro sospechosos capturados y acusados eran todos ciudadanos del la república de Tayikistán en Asia Central, que solía ser parte de la Unión Soviética.
Cuando aparecieron en el tribunal golpeados y amoratados, quedó en evidencia que sus interrogatorios han sido particularmente fuertes hasta el punto de ser torturados.
El problema con eso es que de acuerdo con las leyes internacionales, sus confesiones son inválidas; las personas dirían cualquier cosa con tal de parar el dolor, incluyendo confesar a una narrativa que simplemente no es verídica.
Han salido informes de que uno de los individuos fue visto inspeccionando la sala de conciertos a comienzo de marzo, alrededor del tiempo en que EE.UU. alertó a Rusia de la inminente amenaza de un ataque terrorista en un espacio público, una advertencia que el Kremlin desestimó en ese momento como “propaganda”.
Otro informe dice que por lo menos dos de los atacantes ingresaron a Rusia recientemente, implicando que se trataba de una “brigada de asalto” envidada por IS-K, en lugar de una célula durmiente residiendo en el país.
¿Por qué atacaron en Rusia?
IS-K percibe a la mayoría del mundo como sus enemigos. Rusia está bien arriba en su lista, al igual que EE.UU., Europa, Israel, los judíos, los cristianos, los musulmanes chiitas, el Talibán y todos los gobernantes de estados con mayoría musulmana, a quienes consideran “apóstatas”.
La hostilidad de Estado Islámico contra Rusia se remonta a las guerras chechenas de las décadas de los 1990 y 2000, cuando las fuerzas de Moscú devastaron Grozny, la capital de Chechenia.
Más recientemente, Rusia tomó parte en la guerra civil en Siria a favor de su aliado, el presidente Bashar al Assad, y la fuerza aérea rusa ha realizado innumerables bombardeos de posiciones rebeldes y civiles, matando numerosos combatientes del grupo Estado Islámico y afiliados de al Qaeda.
En Afganistán, IS-K ve a Rusia como un aliado del Talibán, que es la razón por la cual atacaron la embajada rusa en Kabul en 2022.
También están resentidos por los 10 años de la ocupación brutal soviética de ese país entre 1979 y 1989.
Luego está la situación interna de Rusia.
IS-K contempla a Rusia como un país muy cristiano y el video que publicó después de los ataques en Moscú habla de matar cristianos.
Tayikes y otros trabajadores migrantes de Asia Central son a veces objeto de cierto grado de hostigamiento y sospecha de parte del FSB en su propósito de evitar ataques terroristas.
Finalmente, Rusia, una nación que actualmente está distraída por su guerra a gran escala con su vecino Ucrania, pudo haber sido simplemente un objetivo convenientemente oportuno para IS-K, un lugar donde las armas están disponibles y el enemigo tiene la guardia abajo.
“¿Qué nos falta saber todavía del ataque en Moscú?»
Quedan una serie de interrogantes aún por contestar de todo ese episodio.
Por ejemplo, ¿por qué los atacantes pudieron libremente deambular durante casi una hora alrededor de la sala Crocus, sin ningún sentido de urgencia aparente?
En un país donde la policía y los servicios especiales, particularmente el FSB, son omnipresentes, estos atacantes armados se comportaron como si supieran que no serían interceptados por un grupo especial de operaciones.
Luego está el elemento de las armas. No simples pistolas sino rifles de asalto poderosos y modernos. ¿Cómo pudieron adquirirlos e ingresarlos al sitio sin ser detectados?
Su rápida captura también es sorprendente.
Contrario a muchos atacantes yihadistas en situaciones como esta, estos hombres no portaban chalecos ni cinturones suicidas, al estilo de aquellos que prefieren morir a ser capturados.
Sin embargo, no les tomó mucho tiempo a las autoridades rusas -las mismas que no pudieron evitar que el peor atentado en 20 años sucediera bajo sus propias narices- capturar a los sospechosos y enjuiciarlos.
Todos esto da pie para algunos analistas especulen sobre algún tipo de “complot interno” del Kremlin, o una especie de operativo “falso positivo” para lograr apoyo popular a su guerra en Ucrania.