Transnistria, región prorrusa que pide protección a Moscú
Líderes prorrusos en la región separatista de Transnistria, en el este de Moldavia, hicieron un llamado este miércoles a Moscú para que les brinde «protección» ante lo que consideran una «asfixia» económica del gobierno moldavo.
Los legisladores aprobaron una resolución en un congreso extraordinario celebrado en Tiráspol, la capital del territorio separatista que no es reconocido como independiente por la comunidad internacional.
Pero desde que inició la guerra de Rusia y Ucrania hace dos años, el estatus de Transnistria ha sido un flanco abierto, dado que es una región colindante con el sureste ucraniano.
Los diputados transnistrios alegaron que el gobierno moldavo de Chisináu, la capital, ha desatado una «guerra económica» en su contra, bloqueando importaciones vitales con el objetivo de convertir la región en un «gueto».
«La comunidad internacional no puede ignorar las decisiones del actual congreso», declaró Vitaly Ignatiev, responsable de política exterior de la república secesionista.
“Estamos hablando de una petición de apoyo diplomático», declaró posteriormente a la televisión estatal rusa.
Su presidente, Vadim Krasnoselskiy, tomó distancia del pronunciamiento de los legisladores y dijo que busca un «diálogo pacífico» con el gobierno de Moldavia, que es proeuropeo.
Pero la presidenta de Moldavia, Maia Sandu, rechazó este miércoles que haya una ofensiva contra la economía de la región: «Lo que el gobierno está haciendo hoy es dar pequeños pasos para la reintegración económica del país», declaró.
Desde su autoproclamada independencia, Transnistria ha estado en el centro de las disputas geopolíticas de Europa por su posible anexión a Rusia, como ha ocurrido con otras antiguas regiones soviéticas.
Y con el inicio de la guerra en Ucrania, analistas consideran que Moscú podría intentar abrir un nuevo corredor desde el oeste.
¿Pero cómo es que surgió esta república prorrusa y por qué interesa al Kremlin?
Pasado soviético
Transnistria es una pequeña región limítrofe con Ucrania que se encuentra en el oeste de Moldavia, un país que formó parte de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) desde 1940 hasta su disolución a principios de 1990.
Poco antes del colapso total de la antigua potencia comunista, estalló allí un conflicto entre la recién independizada República de Moldavia y grupos separatistas en Transnistria, que deseaban mantener lazos con Moscú.
La guerra civil no duró mucho, pero desde el cese al fuego en julio de 1992 se encuentran estacionados cerca de 1.500 soldados rusos para «mantener la paz» en el territorio.
Con el fin del conflicto, Transnistria declaró su independencia.
Pero, aparte de otras regiones en disputa como Abjasia, Nagorno Karabaj y Osetia del Sur, ningún estado miembro de Naciones Unidas la reconoce.
Gran autonomía
El territorio cuenta con su propia Constitución, gobierno, ejército, moneda y hasta pasaportes, que son prácticamente inútiles.
Es tan autónomo que incluso las autoridades moldavas admiten que no tienen control sobre él.
La mayoría de su población de alrededor de 500.000 habitantes tiene doble o triple nacionalidad, sea rusa, moldava o ucraniana.
A menos de 70 km al sureste de Chisináu, la capital de Moldavia, yace Tiráspol con sus 130.000 habitantes, una pequeña ciudad que a menudo se describe como «atrapada en la URSS».
En esta capital regional no faltan calles con nombres de figuras comunistas o fechas importantes de la era soviética, ni tampoco una gran estatua de Lenin que se impone frente al edificio del Parlamento local de estilo brutalista.
Vínculos con Rusia
Desde que Transnistria declaró su independencia hace tres décadas, la población de Tiráspol ha disminuido en al menos un tercio.
La mayoría de sus habitantes se ha ido a buscar trabajo afuera, muchos a Rusia, debido a que las perspectivas económicas se desplomaron tras la caída de la URSS.
Los salarios aquí son incluso más bajos que en el resto de Moldavia, que es uno de los países más pobres de Europa.
Aunque los tres grupos étnicos predominantes de Transnistria (los rusos, los ucranianos y los moldavos) tienen un tamaño similar, el ruso es la lengua dominante.
Asimismo, las banderas rusas ondean junto a las de Transnistria -la única en el mundo que aún incluye una hoz y un martillo- en muchos edificios de la ciudad.
Un gran depósito de armas
Transnistria también es conocido por albergar el mayor arsenal de la Guerra Fría: un depósito con unas 20.000 toneladas de armas y municiones.
Aunque según sus críticos una explosión en este lugar podría generar una detonación equivalente a la de la bomba de Hiroshima, otros expertos señalan que eso es poco probable, que se trata de armas viejas y en desuso.
El depósito de armas de Kolbasna, cerca de la frontera con Ucrania, fue erigido en la década de 1940, cuando Moldavia aún formaba parte de la Unión Soviética.
Con el fin de la Guerra Fría se convirtió en el lugar donde fue guardado el armamento que traían consigo las fuerzas soviéticas al retirarse de Alemania oriental, Checoslovaquia y otros países del antiguo bloque comunista.
En una cumbre de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), realizada en 1999 en Estambul, Moscú aceptó retirar una parte de las municiones y armas que guardaba en Transnistria.
Entre los años 2000 y 2004, se llevó trenes enteros cargados de armas y municiones procedentes del depósito de Kolbasna, donde para entonces se estimaba que había unas 40.000 toneladas de este material.
Ese proceso, sin embargo, quedó paralizado por decisión de las autoridades de Transnistria y no ha podido ser reactivado.
En septiembre de 2021, en su discurso anual ante la Asamblea General de la ONU, la presidenta moldava reiteró su petición para el retiro de las tropas rusas de Transnistria y la eliminación de las armas y municiones guardadas en Kolbasna.
Pero Moscú se ha negado a permitir que otras fuerzas asuman el resguardo del material o las tareas de mantenimiento de paz en la zona.